PRINCIPIOS DOCTRINALES
- LA TRINIDAD DE DIOS
Adoramos y creemos en un sólo Dios, creador, soberano y sustentador de todo cuanto existe; el cual es un ser único que existe como tres personas distintas o hipóstasis: el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo.
Mateo 3:16 y 17; Efesios 2:18; 2 Corintios 13:14
- LAS SAGRADAS ESCRITURAS
La Biblia, compuesta de 66 libros, es la Palabra inspirada de Dios, siendo también la última revelación escrita de Dios para el hombre y es nuestra única fuente de autoridad doctrinal. Ambos, el Antiguo y el Nuevo Testamento son la palabra de Dios y deben ser interpretados el uno a la luz del otro.
2 Timoteo 3:16; Hebreos 7:12; Hebreos 8:13; 2 Pedro 1:19-21.
- CONDICIÓN DEL SER HUMANO
Todos los hombres están destituidos de la gloria de Dios por tener la herencia pecaminosa de Adán, lo cual implica estar muertos en sus delitos y pecados. Así que, cada ser humano necesita la redención obrada por Jesucristo en la cruz, para heredar la vida eterna.
Romanos 3:23 – 24; Romanos 5:12; Romanos 6:23.
- DOCTRINA DE JESUCRISTO
- Creemos en la pre-existencia del Hijo antes de la encarnación en la persona de Jesús.
Juan 1:1-3. - Creemos que Jesucristo es el Hijo de Dios, en quien habita toda la plenitud de la divinidad.
Colosenses 2:9 y 15; Hebreos 1:2-3; Fil. 2:6 - Jesucristo se hizo hombre, naciendo de María Virgen, por obra y gracia del Espíritu Santo.
Juan 1:14; Luc. 1:31 y 35 - Jesucristo es EL SEÑOR y tiene toda autoridad en el cielo y en la tierra.
Filipenses 2:9-11; Efesios 1:20-21 - Jesucristo es el Salvador y único mediador entre Dios y los hombres.
I Timoteo 2:5; Rom. 8:34. - Jesucristo es nuestro único redentor, por medio de su muerte en la cruz, fuimos perdonados de todos nuestros pecados.
Colosenses 1:13-14 y 2:13; Hebreos 10:12 - Jesucristo ha resucitado de los muertos y está en la diestra de la majestad de Dios.
Romanos 8:34; Ro. 4:25 - Jesucristo volverá en gloria para juzgar al mundo.
- SEGUNDA VENIDA DE CRISTO
Esperamos la segunda venida del Señor Jesucristo, con sus galardones para aquellos que creyeron y con juicio y demostración de poder para aquellos que se pierden, puesto que El resucitó de entre los muertos, con la promesa del establecimiento de un cielo nuevo y tierra nueva.
II Pedro 3:10-13; I Tesalonicenses 4:14-17.
- EL ESPÍRITU SANTO
Cuando aceptamos al Señor Jesús en nuestro corazón, somos sellados por el Espíritu Santo y nos constituimos en morada o templo del Espíritu Santo, recibiendo una nueva vida en Cristo, que nos hace partícipes de la naturaleza divina, es decir hijos de Dios. Creemos en todo el fruto del Espíritu Santo para todos los creyentes y en todos los dones del mismo, repartidos como EL quiere entre todo el pueblo de Dios.
Efesios 1:13-14; I Corintios 6:19; II Pedro 1:3-4; Gálatas 4:4-7; 5:22-23; I Corintios 12:1-11; Hechos 11:15-17; I Corintios 12:13; Juan 1:12-13; Jn.14:17
- EL BAUTISMO DEL ESPÍRITU
El bautismo del Espíritu Santo significa la recepción del Espíritu en la vida del creyente, y esta recepción se efectúa una sola vez en la vida del convertido. Lo cual ocurre en el momento de aceptar a Jesús como su Señor y Salvador.
Hechos 11:15-17; I Corintios 12:13; Gálatas 3:2; 4:6
- LA LLENURA DEL ESPÍRITU SANTO
La llenura del Espíritu Santo se puede manifestar con poder desde lo alto en forma sobrenatural según Su soberanía. También la llenura del Espíritu Santo se identifica en el creyente que es controlado por EL y se evidencia en amor, en el conocimiento y en el testimonio u obediencia a la voluntad del Señor; es decir en una vida que manifiesta el fruto del Espíritu. La llenura del Espíritu, a diferencia del bautismo, es algo que se debe buscar diariamente.
Efesios 5:18; Romanos 5:5; Efesios 3:19; Hechos 1:8; 4:31; 9:17.
- LA SALVACIÓN Y LA SEGURIDAD DE ÉSTA
Dios nos ha dado vida eterna a los hombres. Esta vida se encuentra solamente en su Hijo Jesucristo, quien fue sacrificado en la cruz por nosotros, derramando su sangre para perdón de nuestros pecados, y resucitado de entre los muertos. Cualquier ser humano puede obtener la vida eterna, sólo por la gracia de Jesucristo, y esto es por fe, no por obras, y el Espíritu Santo lo conduce a declarar que Jesús es el Señor.
Declaramos que la salvación o nuevo nacimiento, que hemos recibido por la fe en Cristo Jesús, no se pierde, ya que la salvación no depende de nosotros, sino de la obra de Jesús en la Cruz.
Gálatas 2:21; Juan 10:27-29; Romanos 8:1; Efesios 1:13-14; 1 Juan 5:11 – 12; Romanos 3:24 – 28; Efesios 2:8 – 9; Romanos 10:9 – 10.
- LA CONDENACIÓN
La condenación como juicio de Dios existe y es real, para las personas que rechazan la verdad del evangelio y sufrirán pena de eterna perdición.
2 Tesalonicense 1:6-10; Juan 3:17-21; Romanos 1:18 y 2:5
- LAS OBRAS DEL CREYENTE Y SU TESTIMONIO
Los redimidos por Jesucristo somos llamados a ser siervos para realizar buenas obras de amor y justicia, especialmente entre los pobres y necesitados de la Iglesia y del mundo; así mismo ser sal y luz en este mundo manifestando el fruto del Espíritu Santo en testimonio e integridad de vida, habiendo de comparecer ante el tribunal de Cristo para dar cuenta de ello.
Efesios 2:10; II Corintios 5:10; 1 Juan 3:17-18; Gálatas 6:10.
- GOBIERNO LOCAL DE LA IGLESIA
Reconocemos como máxima, única y absoluta autoridad y como cabeza de toda la Iglesia a Jesucristo nuestro Señor. La autoridad en la iglesia local está representada y administrada por un cuerpo Presbiterial, conformado por pastores y/o ancianos, estando ellos sujetos mutuamente y reconocen un mayor entre iguales. Así mismo tenemos en Génesis el cuerpo de Diáconos que ejercen autoridad de servicio, en su área específica o de llamado, y se sujetan al Presbiterio.
Efesios 5:23; 1:21-23; Hebreos 13:17; Hechos 20:28; Tito 1:5-9; I Pedro 5:1-4; I Timoteo 3:8-13.
- EVANGELISMO Y MISIONES
Recibimos el encargo de la Gran Comisión de Jesucristo, de llevar el Evangelio de Salvación a todo el mundo, llegando a las personas no alcanzadas por la gracia salvadora de Jesucristo, a través de las misiones, que no es otra cosa que llevar la Palabra de Verdad y las obras de amor por medio de la evangelización y la puesta en práctica de la misión integral. Al mismo tiempo, siendo sal y luz para ganar a los que se pierden, proclamando el Evangelio y con testimonio de vida, desde el lugar donde Dios nos ha puesto, en nuestra familia, nuestro trabajo, nuestro entorno, etc.
Hebreos 1:8; Mateo 28:19 y 20; Romanos 15:20
- CRECIMIENTO ESPIRITUAL
Consideramos de vital importancia el crecimiento espiritual y la edificación de todos los integrantes de la iglesia. Dicho crecimiento espiritual es dado por Dios mismo; siendo también la tarea de crecer en la fe responsabilidad de cada uno, siendo transformados hasta la medida de la estatura de la plenitud de Cristo, en forma personal, en grupos de estudio, mediante la oración, y congregándose regularmente. La Biblia nos exhorta de muchas maneras a mantenernos firmes en el estudio, la enseñanza, y a fortalecernos en el Señor (ver por ejemplo Efesios 6:10 y las recomendaciones de Pablo en las cartas pastorales). Todos estos son verbos activos que requieren una respuesta de parte del ser humano.
Efesios 4:11-16; II Timoteo 2:2; 1 Corintios 3:7
- EL BAUTISMO EN AGUA
Consideramos el bautismo en agua como una señal o símbolo externo de haber creído de corazón y recibido voluntaria y conscientemente a Jesucristo como Señor y Salvador personal. Por medio del bautismo nos identificamos con su muerte y resurrección, y damos testimonio de nuestra conversión a Cristo. Lo realizamos por inmersión y en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
Hechos 8:36-38; Mateo 28:19
- LA CENA DEL SEÑOR
Celebramos regularmente la Cena del Señor, partiendo el pan que simboliza el cuerpo sacrificado de Jesucristo, y bebiendo el vino en memoria del nuevo pacto realizado en su sangre. En consecuencia, solo participan los que están sujetos a dicho pacto, esto es: los nacidos de nuevo en Cristo Jesús y los que estén en paz con Dios y con los hombres. De esta manera tenemos siempre presente nuestra expectativa por la manifestación de su segunda venida y los lazos de hermandad que nos unen en un cuerpo, estando en paz los unos con los otros. Así mismo, recordamos, valoramos y anunciamos la muerte de Cristo como propiciación por nuestros pecados.
I Corintios 11:23-25 y 27-34; Lucas 22:14-20; Mateo 26:17-29.
- LOS DIEZMOS Y OFRENDAS
Honramos a Dios con nuestros diezmos y ofrendas, pues somos mayordomos de todo cuanto tenemos. Así expresamos gratitud sosteniendo la obra de nuestra iglesia local y apoyando a la extensión de su evangelio aquí en la tierra.
I Corintios 9:7-13; I Corintios 16:12; Filipenses 4:16-19.
Entendemos que los diezmos son un monto fijo, acordado en fe y oración delante del Señor, el cual debe entregarse a la iglesia local de la cual uno es parte y no es de libre disponibilidad, puesto que pertenece a Dios y su fin es el sostenimiento de la obra de Dios.
Levítico 27:30; Números 18:21-24; 2 Crónicas 31:12; Malaquías 3:10; Nehemías
10:37-39
Por otro lado, las ofrendas son completamente voluntarias, pueden ser dispuestas de la manera que uno mejor considere en su consciencia; pudiendo estas ser entregadas a la iglesia local, a alguna persona particular, ministerio, obra social, etc.
Deuteronomio 12:11-19
- RELACIÓN CON OTRAS IGLESIAS
Tenemos comunión con todas las Iglesias e Instituciones evangélicas que son también parte del cuerpo de Cristo, unidos por el Espíritu Santo y el evangelio de nuestro Señor Jesucristo.
Marcos 9:38-40; Efesios 4:1-16; Gálatas 1:8-9.
- RELACIONES IGLESIA – ESTADO
Reconocemos y establecemos la separación entre Iglesia y Estado, bajo las siguientes consideraciones:
- Nos sometemos a las autoridades gubernamentales establecidas y, alentamos el espíritu cívico, patriótico de todo cristiano.
- Es deber de todo cristiano pagar sus impuestos de acuerdo a ley.
- En caso de conflicto de autoridad, no debemos acatar ninguna disposición que contradiga los principios y mandamientos establecidos en la Palabra de Dios.
Romanos 13:1-5; I Pedro 2:13-14 y 17; Lucas 3:14; Hechos 4:19-20; Mt. 5:13-14.
- Como Iglesia, no respaldamos ni participamos en ningún partido político, pero sí alentamos la participación individual y personal, con el fin de ser sal y luz y en función de su llamado.
- GUERRA ESPIRITUAL
- Creemos que el enemigo del cristiano, Satanás, es un ser derrotado por Cristo en la Cruz. Sus ataques y tentaciones hacia los hijos de Dios, si bien reales y constantes, son ineficaces contra el hijo de Dios que está cubierto por la sangre de Cristo. El Nuevo Testamento, y especialmente el apóstol Pablo, nos exhorta a permanecer firmes y resistir las asechanzas del maligno. En Efesios 6:10-19 se nos advierte que existe una lucha espiritual vigente ante la cual debemos estar atentos. 1 Corintios 15:24-28 enseña claramente que Jesús, a pesar de tener toda la autoridad, aún está llevando a cabo el proceso de someter todo bajo sus pies, por eso el fin aun no llegó. Además, el apóstol Pedro advierte en 1 Pedro 5:8-9 que el diablo está muy activo aun y nos exhorta a “resistirlo”. Por lo tanto, la guerra espiritual es una realidad ante la cual el creyente debe estar apercibido y mantenerse firme en la autoridad del nombre de nuestro Señor Jesucristo.
Hebreos 2:14; Colosenses 1:13; 2:15; I Corintios 10:13; Job 1:12 y 2:6.
- Creemos que el templo del Espíritu Santo, que es el cuerpo de cada creyente, no puede ser compartido por demonios y el glorioso Espíritu de Dios a la vez, pero sí podría ser influenciado por fuerzas malignas, cuando da lugar al enemigo.
Juan 1:5; I Corintios 6:19-20.
- Nuestra lucha no es contra carne ni sangre (hombres o instituciones) sino contra huestes espirituales de maldad, los cuales son resistidos, en victoria, por medio de toda la armadura de Dios.
Efesios 6:10-18.
- EL MINISTERIO DE LA MUJER
Creemos que en Cristo todos somos iguales sin importar el género, clase social, trasfondo cultural, etc. Por lo tanto, las mujeres son co-herederas de la gracia y miembros del cuerpo de Cristo al igual que los varones pudiendo ejercer así el ministerio que Dios en su soberanía les haya otorgado.
Gálatas 3:28; 1 Pedro 3:7.
Al mismo tiempo, creemos que Dios ha establecido un orden en el hogar, siendo el varón cabeza de la mujer, el cual debe amarla, cuidarla y respetarla en todo tiempo; y debiendo la mujer sujetarse al varón como a Cristo, respaldándolo, amándolo y respetándolo en todo.
1 Pedro 3:3-7; Efesios 5:21-33; Colosenses 3:18-19.
- LOS DONES MINISTERIALES
Creemos que Dios ha regalado dones a la iglesia para la edificación del cuerpo de Cristo. Estos dones son cinco: Apóstoles, profetas, evangelistas, pastores y maestros. Creemos que cada uno de estos es repartido por Dios según su soberanía para bendecir y edificar a su iglesia. Sin embargo, estos dones no representan jerarquía dentro de la iglesia, ya que la autoridad en la iglesia está dada por las funciones de presbítero y diácono.
Efesios 4:11-13; 1 Timoteo 3:1-13; 1 Tesalonicenses 2:7-8 (y su contexto en 1:1); 2 Corintios 8:23 (tito y otros hermanos en griego es llamados apóstoles); Filipenses 2:25 (Epafrodito es llamado apóstol a los filipenses); Hechos 14:14 (Pablo y Bernabé son llamados apóstoles).
Cochabamba, septiembre de 2015.